¡Reunión general!, gritó la bruja jefa. ¡Hay que ensayar! Solo falta una semana para el gran día. A ver: estáis todas y todos?
-No, respondió una pequeña araña; Picky está revolcándose en el barro y despeinándose el pelo; dice que en el último ensayo le reñiste porque iba muy limpia y repeinada. Es verdad, respondió la bruja jefa: para Halloween tenéis que estar sucias y sucios, feas y feos, pues si no, ¿cómo asustaremos a los niños y niñas? Están esperando ese día todo el año para sentir miedo, mucho, muchísimo miedo: tenemos que conseguir que eso ocurra.
¡A ver!, volvió a gritar: ¿dónde se han metido todos los gatos negros? ¿qué hacen?
Roly, una gatita a rayas, dijo: están asustándose unos a otros para tener los pelos de punta y parecer gatos malísimos. -Y tú, Roly, ¿qué haces aquí?
Pues yo, nada: ¿no ves que soy a rayas? ¿Cómo va a asustar un gato a rayas? La bruja jefa, tras pensar un poco, dijo: veamos, Roly: ve a la peluquería de las brujas, diles que te mando yo, que te tiñan las rayas para que brillen en la oscuridad: seguro que darás muchísimo miedo. Pero ¿siempre tendré el pelo para dar miedo? Preguntó Roly; a mí me gusta ser un gato a rayas.
-No, Roly, eso solo será para Halloween; después, cuando te laves, se te quitará. -¡Pe.. pe.. pero si yo no me lavo! Los gatos nos lamemos pero no nos lavamos. -¡Ay, Roly: haz lo que quieras!. Habla con las peluqueras y ellas te lo explicarán, yo ahora estoy muy ocupada. La bruja jefa siguió gritando, llamando a todos al ensayo general.
¡Pero dónde están las Calabazas! ¿Qué pasa con las Calabazas, dónde se han metido?
¡¡Rayos y centellas, lenguas de trapo, ojos de sapo, barba de pigmeo: Si no lo veo, no lo creo!!
Se oyó una voz que intentaba hacerse oír: No, no, no sigas con el conjuro. -¿Quién osa interrumpir mi conjuro? dijo la Bruja Jefa.
Todos callaron; entonces Pammy, la pequeña calabaza, salió del rincón en que estaba y dijo: Jefa Bruja, soy yo Pammy. -Ya te veo, pequeñaja, ¿qué quieres? ¿Acaso sabes dónde están tus compañeras?
-Sí Bruja Jefa, están en el río lavándose muy bien para estar brillantes y relucientes. Después van a pintarse los ojos y la boca de color negro para estar terroríficas y dar miedo.-Bien, ¿y tú? dijo la Jefa Bruja, mientras la señalaba con el dedo ¿por qué no estás con ellas?
Pammy se puso triste y habló bajito: porque no quieren que las acompañe. ¿Y eso?, dijo la bruja muy enfadada. -Pues, pues porque dicen que soy pequeñaja y nadie me verá. Pero eso no es problema: te pones con las calabazas grandes; problema resuelto. No, hay más, dijo Pammy. ¿Pero qué mas? cuéntalo. -Es que ayer se reunieron y dijeron que yo, que yo… (y echó a llorar) -Criatura, habla, dijo la jefa. -Que yo no sabía dar miedo y que lo hacía muy mal y no querían ir conmigo. Así que esa noche me quedaré en casa solita hasta que volváis.
La Bruja Jefa se enfadó muchísimo y dijo: pues si no vienes tú, ellas tampoco: ¡O vamos todos o no se hace Halloween!.
La pequeña calabaza se preocupó mucho y dijo: pero eso no es posible: los niños y niñas están esperando todo el año esa noche para pasar muchísimo miedo; no les podemos hacer eso.
No, respondió la jefa: ¡no es nuestra culpa!, son ellas las que con su actitud impiden el desfile. Bruja 1ª 2ª y 3ª: id al río y contadles a las calabazas que de ellas depende que este año desfilemos en Halloween; espero una respuesta rápida.
Pammy, la pequeña calabaza preguntó: ¿Seguro que haríais eso por mí? -Claro, respondió la Bruja Jefa. Somos un grupo y cada uno de nosotros es muy importante.
Y tú -gritó a una araña malísima- enseña a la pequeña calabaza a poner una cara horrible. -De acuerdo, dijo Pammy: luego ensayaré muchísimo en casa hasta que lo consiga. Muchas gracias, bruja buena.
-¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? ¿Qué he oído? ¡La brujas somos malas siempre!; bueno, casi siempre.
El desfile de Halloween fue impresionante, el mejor en muchos años. La pequeña calabaza desfiló rodeada de los gatos negros y dio mucho, muchísimo miedo a todos los niños y niñas.
FIN
©Mª Teresa Carretero García