El Cuervo y el Zorro es una historia escrita para enseñar esto: No confíes en las personas que te alaban. La escribió Esopo hace miles de años.
Un cuervo estaba en un árbol muy contento con un queso en su pico.
Un zorro olió el queso y fue para allá. Se puso a alabarle diciendo que era un pájaro muy bello y cosas agradables.
Elogiaba su cara y su plumaje, y le decía que le gustaba mucho su canto, que cantaba mejor que los mirlos. Esos elogios le pusieron muy orgulloso.
Entonces le pidió que cantase con su preciosa voz. Al oír esas agradables palabras, el vanidoso pájaro quiso demostrarle lo bien que cantaba. Y, tal como el zorro esperaba, para cantar… tuvo que abrir el pico y se le cayó el queso. El zorro lo cogió y se lo llevó.
En la rama de un árbol estaba muy contento – con un queso en el pico un elegante cuervo.
Llegó un zorro muy listo al olor de su queso – y en tono muy amable dijo halagando al Cuervo:
Buenos días don Cuervo, de estos lugares dueño: – qué cara tan hermosa, ¡qué plumaje tan bello!
Y no hablo por hablar, que digo lo que siento: La hermosa melodía de tu precioso canto
envidiarán los mirlos y a mí me agrada tanto- que sería fantástico que yo pudiera oírlo.
Al oír los elogios, no podía creerlo: Soberbio y vanidoso, quiso cantar el cuervo
y en abriendo su pico, el queso cayó al suelo. Jamás hubo otro cuervo que fuera tan tontuelo.
Recogiéndolo el zorro, dijo al ingenuo cuervo: De no ser tan soberbio podrías ser más cuerdo.
(verso libre: Mª Teresa Carretero).